¿Te pasa que te aplicas la base de maquillaje y el resultado no es el que esperabas? ¿Se cuartea, se nota artificial o simplemente no te dura? Tranquila, no eres la única. La base es uno de los pasos más importantes de cualquier maquillaje, y aplicar bien este producto marca la diferencia entre un acabado impecable y uno que se ve descuidado.
¡Hola! Soy Oksana, maquilladora profesional y profesora de la escuela de maquillaje en Madrid MAK School. En este blog quiero enseñarte, paso a paso y en el orden correcto, cómo aplicar tu base de maquillaje para que el resultado sea natural y duradero.
Además, te compartiré trucos para elegir los mejores accesorios, preparar tu piel correctamente y evitar los errores más comunes. Porque sí, con los productos adecuados y la técnica correcta, puedes conseguir un acabado de piel profesional, ¡incluso desde casa!
¿Por qué es importante aplicar bien la base de maquillaje?
Una base bien aplicada uniforma el tono de la piel, disimula imperfecciones y crea una superficie suave donde el resto de productos (colorete, iluminador, contorno…) se funden mejor. También ayuda a que el maquillaje se vea más limpio y, sobre todo, que dure más tiempo sin moverse.
La base es el lienzo sobre el que vas a construir todo tu maquillaje. Una base mal aplicada puede crear efecto máscara, dejar líneas marcadas, resaltar zonas secas o hacer que los productos que apliques después no se difuminen bien. Por el contrario, una buena base potencia el resultado de todo lo demás. Es lo que hace que tu maquillaje pase de “está bien” a “wow, qué piel más bonita”.
Antes de aplicar la base: prepara bien tu piel
Una buena base empieza mucho antes de aplicar el producto. Así que antes de lanzarte con brochas o esponjas, tómate unos minutos para seguir estos pasos.
Limpieza, hidratación y prebase
- Primero, limpia tu piel con un producto suave que no la reseque, como el agua micelar. Este paso elimina impurezas, restos de crema, sudor o grasa que pueden interferir en la adherencia de la base.
- Después, hidrata bien, aunque tengas la piel grasa. Saltar este paso solo hace que la base se adhiera peor y se cuartee más rápido. Utiliza una crema ligera o en gel si tu piel es mixta o grasa, y una más nutritiva si es seca.
- Y por último, aplica la prebase o primer. Este producto actúa como una capa intermedia entre tu piel y el maquillaje. Hay prebases para todo: para matificar, para alisar poros, para dar luminosidad… Elige una que se adapte a lo que tu piel necesita y notarás la diferencia en el acabado y la duración del maquillaje.
Cómo adaptar la preparación al maquillaje según tu tipo de piel
Cada piel es diferente, y se nota mucho en cómo reacciona al maquillaje. Por eso, te dejo unos consejos rápidos para tu preparación:
- Piel seca: hidrata en profundidad y apuesta por una prebase hidratante o iluminadora. Evita productos matificantes que puedan marcar más las zonas secas.
- Piel grasa: opta por productos oil free, hidratación ligera y prebases matificantes, sobre todo en la zona T.
- Piel mixta: combina ambos cuidados. Puedes aplicar un primer matificante solo donde lo necesites, y otro más hidratante en las zonas secas.
- Piel sensible: elige productos suaves, sin perfume, y haz siempre una pequeña prueba antes de utilizar algo nuevo.
¿Qué tipo de base de maquillaje necesitas?
Con tanta variedad de bases en el mercado, es normal que no siempre sepamos cuál elegir. ¿Líquida? ¿En crema? ¿Polvo? ¿Stick? Cada una tiene sus ventajas y su público. ¡Vamos con ellas!
Líquida, en crema, en polvo o stick
- Base líquida: es la más versátil y probablemente la que más se utiliza. Puedes encontrarla con diferentes niveles de cobertura y acabados: mate, natural, glow… Se adapta bien a casi todos los tipos de piel y es fácil de trabajar, así que si estás empezando o buscas un look diario, esta puede ser tu mejor opción.
- Base en crema: tiene una textura más densa y nutritiva, perfecta si tienes la piel seca o madura. Aporta una cobertura más alta y un acabado jugoso. Eso sí, hay que aplicarla y difuminarla bien para que no se vea pesada.
- Base en polvo: es ideal si tienes la piel grasa o te gusta un acabado más ligero y natural. Ayuda a controlar los brillos durante el día, pero puede marcar zonas secas si no hidratas bien antes de aplicarla.
- Base en stick: muy práctica para llevar en el bolso o para retoques. Suelen tener una cobertura media-alta y son rápidas de aplicar, aunque necesitas difuminar bien para que no se vea marcada. Perfecta si buscas comodidad sin renunciar a un buen acabado.
Según tu tipo de piel y la cobertura que buscas
- Piel seca: lo mejor son bases con ingredientes hidratantes y acabado luminoso. Las líquidas y en crema suelen funcionar genial aquí.
- Piel grasa: apuesta por fórmulas oil free y de acabado mate. Puedes usar bases líquidas mate o incluso bases en polvo.
- Piel mixta: lo ideal es una base equilibrada, ni muy mate ni muy glow. También puedes combinar productos según la zona del rostro.
- Piel madura: opta por texturas ligeras y bases que no se acumulen en las líneas de expresión. Las bases en crema con acabado satinado suelen ir muy bien.
- ¿Cobertura ligera? Una base fluida o una BB cream te dará ese efecto “buena cara” sin recargar.
- ¿Cobertura total? Busca una base de alta cobertura en formato líquido o stick, perfecta para eventos, sesiones de fotos o maquillaje más trabajado.
La clave está en conocerte: cómo es tu piel, qué necesitas cubrir y qué acabado te hace sentir cómoda.
Cómo elegir el tono de base de maquillaje
Elegir bien el tono de tu base es casi tan importante como saber aplicarla.
Lo primero: ¡No pruebes la base en la muñeca! La piel del rostro tiene un tono diferente al de las manos, así que lo ideal es probarla en la zona de la mandíbula o del cuello. Si el tono se funde con tu piel y no se nota el corte, ¡ese es el tuyo!
Mira el resultado con luz natural. Las luces artificiales de las tiendas o del baño pueden engañarte y hacerte pensar que un tono te queda bien cuando en realidad es más claro o más oscuro de lo que parece. Si puedes, ponte cerca de un ventanal o sal al exterior para mirarte.
También es importante saber cuál es tu subtono de piel:
- Si tu piel tiende a verse rosada o con un punto azulado, lo más probable es que seas de subtono frío.
- Si la ves más dorada, beige o amarilla, tu subtono es cálido.
- Y si no lo tienes muy claro, probablemente seas de subtono neutro (una mezcla equilibrada de ambos).
La mayoría de marcas ya lo indican en sus envases con letras como C (cool/frío), W (warm/cálido) o N (neutral).
Y si dudas entre dos tonos, elige el más claro. Siempre puedes ajustar con un poco de bronceador o colorete, pero si te pasas con el oscuro, es más difícil de corregir.
¿Con qué aplicar la base de maquillaje?
El accesorio que elijas puede cambiar totalmente el acabado del maquillaje, la cobertura y hasta cuánto producto terminas usando. Así que si alguna vez te has preguntado por qué no consigues ese efecto “piel de porcelana”, puede que el problema no sea la base… sino cómo la estás aplicando.
Brochas, esponjas o dedos
Brochas
Son perfectas para conseguir una cobertura media o alta y trabajar la base de forma precisa. Si usas una brocha tipo kabuki o de corte plano, conseguirás un acabado más pulido. Eso sí, es importante que la brocha esté limpia, porque acumula producto y puede dejar marcas si no la difuminas bien.
Esponjas
Ideales para un acabado natural y con ese ligero toque glow. Ayudan a difuminar la base de forma uniforme y a fundirla bien con la piel. Lo mejor es usarlas húmedas para evitar que absorban demasiado producto. Eso sí, al tratarse de un material poroso, requieren una limpieza tras cada aplicación.
Dedos
Aunque muchas veces se dejan de lado, aplicar la base con los dedos puede ser útil, sobre todo con fórmulas ligeras o hidratantes. El calor de las manos ayuda a que el producto se funda bien con la piel.
Al final, no hay una sola forma “correcta”. Todo depende del efecto que quieras conseguir. Lo ideal es que pruebes y descubras con qué herramienta te sientes más cómoda…Ahora sí, ya estamos listas para explicar cómo aplicar la base paso a paso:
Paso a paso: cómo aplicar la base de maquillaje correctamente
Aquí te dejo el paso a paso que sigo tanto en las clases de maquillaje como en sesiones reales, para que consigas un acabado impecable.
Orden correcto para aplicar la base de maquillaje
Este es el orden que te recomiendo para que la base se integre bien y el resultado se mantenga durante horas:
- Limpia tu piel con un producto suave (como el agua micelar).
- Hidrata bien tu rostro, aunque tengas la piel grasa.
- Aplica tu prebase según las necesidades de tu piel.
- Aplica la base de maquillaje con la herramienta que prefieras.
- Difumina bien y asegúrate de integrarla con el cuello.
- Corrige imperfecciones si lo necesitas, después de la base.
- Sella con polvos si tu piel lo requiere, sobre todo en la zona T. Si tienes la piel muy grasa o un evento largo, puedes aplicar un poco de polvo antes y después de la base (una técnica llamada underpowdering) para conseguir mayor fijación.
Aplicación desde el centro del rostro hacia fuera
Empieza aplicando la base en el centro del rostro (mejillas, nariz y frente), que es donde más suelen notarse las rojeces o diferencias de tono, y ve difuminando hacia los bordes del rostro. Así evitarás recargar zonas innecesarias y conseguirás un acabado más natural.
Si aplicas mucha base en los bordes o cerca de la línea del cabello, es más fácil que se noten cortes o acumulaciones de producto.
Técnica para difuminar sin parches ni líneas
Difuminar bien es clave. Lo importante es que trabajes la base a toquecitos, no arrastrando el producto. Esto ayuda a que se adhiera mejor a la piel y no se mueva.
Si usas una brocha, haz movimientos circulares suaves. Si usas esponja, presiona con rebotes cortos para fundir el producto. Y no olvides revisar zonas como las aletas de la nariz, el contorno de los labios o la mandíbula, que suelen ser las que más parches dejan si no las trabajas bien.
Cómo cubrir imperfecciones sin exceso de producto
Un error común es aplicar más base de la necesaria para tapar granitos, manchas o rojeces. Pero la realidad es que, para eso, es mejor usar corrector solo en las zonas necesarias, después de aplicar una capa ligera de base.
Primero aplica la base, dejando que la base unifique el tono general, y luego trabaja las zonas puntuales con el corrector. Así evitas el temido “efecto máscara” y logras un acabado mucho más profesional.
Ahora que ya sabes cómo aplicar tu base de maquillaje para que luzca impecable, ¿por qué no dar un paso más y aprender a sacarte el máximo partido?
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